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Filatelia Lundy por Ignacio A. Ortiz Bello
Pese a que la humanidad ha alcanzado un alto grado de civilización y conocimientos del mundo en que vivimos, de todo lo que nos rodea y hasta un poco más allá de nuestros límites geográficos y espaciales, algo que aún conocemos poco es nuestro propio ser, la conducta humana, de dónde y Filatelia Lundy por Ignacio A. Ortiz Bellopor qué emana el poder creador e imaginativo del hombre. Los sellos de Lundy nos relatan la extraordinaria imaginación de un hombre que se proclamó a sí mismo rey, instalándose en una pequeña islita muy cerca de las costas de Inglaterra hace algunos años ya y, con tanta seriedad tomó el asunto, que el propio rey británico se enfadó, lleno de cólera y envidia ante tan pintoresco rival.

       Nuestra historia comienza en 1925, cuando un acaudalado inglés, Martin Harman, compró la pequeña islita de 4,8 km (3 millas) de largo llamada Lundy, muy cerca de las costas de Devon. Y aquí fue que el Sr. Harman tuvo "una brillante idea" y pensó: "Si soy dueño y señor de esta isla, ¿por qué también no he de erigirme en rey una vez instalado en la misma?" Y como la idea era buena y, además, "tenía sentido" dentro de la capacidad mental de Mr. Harman, lo primero que se le ocurrió fue mandar a acuñar monedas e imprimir sellos para el uso de los habitantes de su recién creado reinado. Todos los sellos y todas las monedas llevaron como motivo principal el retrato de un "Puffin", pájaro algo bobo parecido a los pingüinos, por estar la isla densamente habitada por los mismos.

       Y pasaron algunos años de felicidad y tranquilidad en el liliputiense reinado. Pero, ¡qué rayos es esto de estar acuñando monedas! ¡A quién se le ocurrió estar emitiendo sellos! ¡Qué es eso de crear un reinado!, y el rey Harman fue llamado ante las cortes acusado de estar acuñando monedas ilegalmente en el Imperio Británico y estar emitiendo sellos sin permiso de las autoridades postales. El juez representante del rey de Inglaterra le interrogó mirándole con cólera:

       "¿Quién dice usted que es el soberano de la isla de Lundy?"

       "Soy yo", dijo con todo énfasis el Sr. Harman. "Y como soberano de la isla de Lundy tengo derecho a emitir sellos ya acuñar monedas".

       Los miembros del jurado y el juez de Su Majestad el rey de Inglaterra se miraban entre sí, mientras escudriñaban el altivo rostro del rey de Lundy, para concluir con un benevolente veredicto que rompiera los sueños de su Majestad el rey Harman I.

       "Se le condena a pagar cinco libras y a abdicar a todas sus prerrogativas reales".

       Hoy día nadie se acuerda de Su Majestad el rey Harman I, puede que ya haya muerto o que cargado de años deambule por las calles londinenses como un simple ciudadano más; pero lo único que nadie jamás podrá arrebatarle es el privilegio de haber sido él, no una colonia, no un dominio, no un gobierno, no una posesión, en su carácter de rey de Lundy, el único acuñador de monedas y emisor de sellos británicos no dependientes de la Corona Real Inglesa.

       Los sellos de Lundy -otros prefieren llamarlos etiquetas- se encuentran en muchas colecciones como piezas de interés nostálgico y de admiración hacia el ex monarca Harman I de Puffinlandia.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 43 - Julio 1990 - Número 7


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus